miércoles, 27 de junio de 2012

EL MOVIMIENTO SLOW (I)

¿Alguien quiere ser un poco más feliz, y de una forma sana?...hummmm…veo manos levantadas…a ver si acierto en mostraros la forma.

Uno, que es tortuga más que gacela, se sorprendió al ver la reseña de un libro que hablaba sobre las excelencias de una vida lenta: “Elogio a la lentitud” (1). Ahí conocí el movimiento Slow, el movimiento Lento. Este movimiento no va contra la rapidez en las cosas que requieren rapidez, sino contra esa especie de culto a la velocidad que impera en nuestros días. Es decidir en cada momento y con cada actividad qué tiempo nos tomamos para hacerla, sin que sea necesariamente rápida para ocupar el día con muchas cosas…sin necesariamente ser más productivos ni más felices por ello . En una palabra, habla de equilibrio.

Creo que ante vosotros no es necesario reseñar las consecuencias que tiene el estrés sobre la salud, y qué mayor componente para el estrés que el tener que hacer más cosas en menos tiempo. He leído en el libro que en Japón tienen una palabra, karoshi, que significa ‘muerte por exceso de trabajo’. La RAE todavía no ha acuñado una palabra para este suceso, pero desde luego que morbilidad y mortalidad por estrés en el trabajo y en la vida sí que tenemos.

No es lo mismo tener cantidad de vida que tener calidad de vida. Hace poco leí una frase de la que no recuerdo el autor: “No nos falta tiempo, nos sobra desaprovecharlo”. Lo que predica este movimiento no es hacer menos ni tener menos productividad, sino alcanzar más calidad para conseguir más productividad. Significa retomar los valores de la familia, los amigos, el tiempo libre, el buen ocio, la vida en tu comunidad. En resumen, retomar los valores esenciales del ser humano, de la sencillez de vivir y de convivir.

En Facebook hay un grupo patrocinado por Flex, llamado ‘Por un mundo Slow. 40 días en la cama’ (2), que dice en su manifiesto: “Si algo merece hacerse, merece hacerse slow. Si algo te hace feliz, saboréalo slow”. También en YouTube proliferan vídeos que hablan de este asunto (3).

Todo esto se puede aplicar en distintas facetas de la vida, que iré desglosando en sucesivos artículos si fuese de vuestro interés: en la comida, en las ciudades, en el trabajo, en el diseño, en el ocio, en la educación, en el sexo y…en la medicina.

Un ejemplo: ¿os acordáis del prestigioso violinista que interpretó una compleja pieza musical en el metro de Washington DC una fría mañana de invierno, con un un violín de 3,5 millones de dólares? (4) . El mismo músico que había agotado las entradas de una media de 100 $ dos días antes en Boston, se podía decir que fracasaba en el metro con entradas gratuitas…por la prisa. Éste es el comentario que acompañaba la noticia: “Ésta es una historia real. Joshua Bell tocando incógnito en la estación de metro fue organizada por el diario The Washington Post como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de la gente. Las líneas generales fueron los siguientes: en un entorno común a una hora inapropiada: ¿Percibimos la belleza? ¿Nos detenemos a apreciarla? ¿Reconocemos el talento en un contexto inesperado? Una de las posibles conclusiones de esta experiencia podrían ser: Si no tenemos un momento para detenerse y escuchar a uno de los mejores músicos del mundo tocando la mejor música jamás escrita, ¿cuántas otras cosas nos estamos perdiendo?”

Es para reflexionar, ¿no? Bienvenidos al movimiento Slow.

BIBLIOGRAFÍA:
1. Elogio a la lentitud. Carl Honoré. Ed. RBA
4. http://www.youtube.com/watch?v=kJwKRIIEAho
                           
Javier Dols Juste
Medicina Familiar y Comunitaria
Centro de Salud Príncipe de Vergara. Madrid.
Grupo Salud Basada en Emociones de la SoMaMFyC
javierdols@telefonica.net


2 comentarios:

  1. Javier: Cuanto más leo sobre la filosofía slow, más me gusta. No sólo por este "equilibrio" del que hablas sino también por el "saber valorar" las cosas que nos encontramos en el día a día... Los auténticos regalos de la vida.
    Gracias por tu reflexión

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