¿Alguien
quiere ser un poco más feliz, y de una forma sana?...hummmm…veo
manos levantadas…a ver si acierto en mostraros la forma.
Uno,
que es tortuga más que gacela, se sorprendió al ver la reseña de
un libro que hablaba sobre las excelencias de una vida lenta: “Elogio
a la lentitud” (1).
Ahí conocí el movimiento Slow,
el movimiento Lento. Este movimiento no va contra la rapidez en las
cosas que requieren rapidez, sino contra esa especie de culto a la
velocidad que impera en nuestros días. Es decidir en cada momento y
con cada actividad qué tiempo nos tomamos para hacerla, sin que sea
necesariamente rápida para ocupar el día con muchas cosas…sin
necesariamente ser más productivos ni más felices por ello . En una
palabra, habla de equilibrio.
Creo
que ante vosotros no es necesario reseñar las consecuencias que
tiene el estrés sobre la salud, y qué mayor componente para el
estrés que el tener que hacer más cosas en menos tiempo. He leído
en el libro que en Japón tienen una palabra, karoshi,
que significa ‘muerte por exceso de trabajo’. La RAE todavía no
ha acuñado una palabra para este suceso, pero desde luego que
morbilidad y mortalidad por estrés en el trabajo y en la vida sí
que tenemos.
No es
lo mismo tener cantidad de vida que tener calidad de vida. Hace poco
leí una frase de la que no recuerdo el autor: “No nos falta
tiempo, nos sobra desaprovecharlo”. Lo que predica este movimiento
no es hacer menos ni tener menos productividad, sino alcanzar más
calidad para conseguir más productividad. Significa retomar los
valores de la familia, los amigos, el tiempo libre, el buen ocio, la
vida en tu comunidad. En resumen, retomar los valores esenciales del
ser humano, de la sencillez de vivir y de convivir.
En
Facebook hay un grupo patrocinado por Flex, llamado ‘Por
un mundo Slow. 40 días en la cama’ (2),
que dice en su manifiesto: “Si algo merece
hacerse, merece hacerse slow. Si algo te hace feliz, saboréalo
slow”. También en YouTube proliferan vídeos que hablan de este
asunto (3).
Todo
esto se puede aplicar en distintas facetas de la vida, que iré
desglosando en sucesivos artículos si fuese de vuestro interés: en
la comida, en las ciudades, en el trabajo, en el diseño, en el ocio,
en la educación, en el sexo y…en la medicina.
Un
ejemplo: ¿os acordáis del prestigioso violinista que interpretó
una compleja pieza musical en el metro de
Washington DC una fría mañana de invierno, con un un violín de 3,5
millones de dólares? (4)
. El mismo músico que había agotado las entradas de una media de
100 $ dos días antes en Boston, se podía decir que fracasaba en el
metro con entradas gratuitas…por la prisa. Éste es el comentario
que acompañaba la noticia: “Ésta es una historia real. Joshua
Bell tocando incógnito en la estación de metro fue organizada por
el diario The Washington Post como parte de un experimento social
sobre la percepción, el gusto y las prioridades de la gente. Las
líneas generales fueron los siguientes: en un entorno común a una
hora inapropiada: ¿Percibimos la belleza? ¿Nos detenemos a
apreciarla? ¿Reconocemos el talento en un contexto inesperado? Una
de las posibles conclusiones de esta experiencia podrían ser: Si no
tenemos un momento para detenerse y escuchar a uno de los mejores
músicos del mundo tocando la mejor música jamás escrita, ¿cuántas
otras cosas nos estamos perdiendo?”
Es para
reflexionar, ¿no? Bienvenidos al movimiento Slow.
BIBLIOGRAFÍA:
1.
Elogio a la lentitud. Carl Honoré. Ed. RBA
4.
http://www.youtube.com/watch?v=kJwKRIIEAho
Javier
Dols Juste
Medicina
Familiar y Comunitaria
Centro
de Salud Príncipe de Vergara. Madrid.
Grupo
Salud Basada en Emociones de la SoMaMFyC
javierdols@telefonica.net