lunes, 4 de mayo de 2015

El juego de la salvación




            ¿Alguna vez te has preguntado: Y este de qué va? ¿A qué está jugando? Pues esto es un juego psicológico. Los juegos psicológicos son conductas aprendidas con las que sabemos que podemos obtener determinado resultado. Tienen en común algunas cosas con los juegos de ocio.  Por ejemplo: los juegos psicológicos siguen sus propias  reglas y dentro de ellos existen jugadas que tienden a repetirse según los resultados obtenidos en otras ocasiones.
            Pongamos un caso:  Imagina que  cada vez que nos enfadamos yo entro en el juego psicológico de “no mirarte a la cara” y entro contigo en un  juego al que podríamos llamar: "me has hecho daño, pues ahora te castigo no mirándote"  Yo lo hago porque preveo que esto va a desencadenar un resultado concreto que seguramente ya habré experimentado en alguna otra ocasión   y  del que previsiblemente obtendré algún beneficio como tenerte una temporadita a mis pies, pidiéndome perdón.
            Como puedes imaginar, entrar en un juego psicológico  consume mucha energía psíquica y es una fuente de cargas emocionales.
            Hablemos ahora del juego de la salvación :


           Existen personas con actitudes "victimistas"  que propician la entrada en este tipo de  juego psicológico: C. Steiner llama El juego de la salvación a un juego compuesto por tres roles: La víctima, el salvador y el perseguidor:
·         La víctima. Se siente impotente, desamparada… y parte de la situación: “yo no estoy bien, tú sí estás bien. Intenta ayudarme.”
·         El Salvador. Se considera a sí mismo en un nivel superior. Tiene un alto concepto de sí mismo (además de un ego considerable)  y piensa que tiene todas las herramientas para salvar a la víctima. Digamos que parte de la situación: “Yo estoy bien, tú no estás bien. Y yo, que soy tu salvador, intentaré ayudarte.”
·         Perseguidor .Se siente enojado y ostenta algún tipo de autoridad sobre la víctima. Parte de la situación: “yo estoy bien, tú no estás bien pero es por tu culpa... y ahora te vas a enterar porque voy a por ti...”
             
          Lo más frecuente es que el juego comience desde el papel de la víctima que lanza un cebo emocional a su futuro salvador… No consigo adelgazar, no puedo dejar de hacer tal o cual cosa… ¿Cuántas veces  asume uno un  papel de salvador ante una supuesta víctima que podría hacer más cosas por sí mismo y sin embargo prefiere quedarse en este rol de víctima?

Origen: Internet


      S. Karpman   en su obra “El triángulo del Drama” afirma que  estas figuras del juego de la salvación forman un triángulo dentro del que continuamente se intercambian los tres roles. Algo así le pasó a un compañero y amigo en su centro de salud. Te cuento:  Un paciente nuevo en su cupo entró por primera vez en la consulta. Estaba convaleciente de una cardiopatía isquémica. Sus primeras palabras al entrar  fueron:
           —“Ya era hora de que le abrieran a usted el cupo. Es la tercera vez que me cambio de médico desde que me dio el "jamacuco". No sé qué hacen sus compañeros que ninguno da con la tecla de  lo que me pasa. Menos mal que ahora me toca con usted que, según  me han dicho,  es el mejor médico del centro” . Comentó mientras soltaba airadamente en la mesa de mi compañero un montón de cartoncitos de medicamentos para este que le hiciera recetas.
          A su proceso cardiaco se acompañaban otros cuantos: Hipertensión arterial, obesidad, diabetes, hipercolesterolemia, tabaquismo y artrosis en ambas rodillas. Tenía hábitos de vida marcados por el sedentarismo y la ingesta de alcohol. Pero sobre todo, en su actitud no contemplaba el menor interés en esforzarse por cambiar nada que dependiese de él.  Era una "victima perfecta" y mi compañero no pudo resistir la tentación de convertirse en su "salvador". Le habían dicho que era el mejor médico del centro y su ego estaba ahí ...dispuesto a hacerle entrar en este juego.



Origen: Internet

            De esta manera, no cayó en dejar bien claro que el proceso de mejoría dependía mucho de la actitud y el propio esfuerzo del paciente. Por lo que al cabo de muy poco tiempo este mismo paciente le atacaba tachándole de incompetente, de no saber nada de medicina... y de todas esas cosas con la que resulta tan fácil hacer daño a un médico.


            Así pues:
            ¿Qué sucede cuando  alguien que comenzó el juego desde el papel de víctima cuestiona ahora su profesionalidad e incluso entra asuntos más graves y dice, por ejemplo, que va a denunciar a su médico:  ¡El supuesto salvador!?  Pues que este paciente cambia a ser el perseguidor y su  médico la víctima.
Origen: Internet
          Pero puede que la cosa vaya aún más allá y  el mismo médico decida que no está dispuesto a ser la víctima y lo que haga sea  convertirse directamente en perseguidor de su paciente  y entonces utilice  expresiones como:  ¡Lo que sucede es que usted no cumple con lo que yo le he mandado...! o utiliza recursos "defensivos" cuyo fin no es proteger la calidad de la atención que presta a su paciente sino protegerse a sí mismo, como víctima potencial. O incluso puede ser también que, en un acto aún más elaborado, el médico  decida aliarse con su paciente y ambos se trasformen en perseguidores de terceros con planteamientos como: “la culpa es del médico de la otra consulta, de  la enfermera o  del gobernante de turno...” Todo menos quedarse con el problema de ser él, el perseguido y por tanto la víctima...   


           Y así podríamos tirar aún más y más de la madeja e  incluso plantearnos: ¿Es posible entrar en el juego de la salvación con uno mismo? ¿Podría una misma persona convertirse en victima de sus propios juegos y hábitos mal aprendidos para convertirse a su vez en su salvador y perseguidor de sí mismo? Tal vez esto podría explicar muchos comportamientos incomprensibles además de un gran número de patologías psicosomáticas que  darían  para otro artículo.
Está claro que una vez comienza este juego de la salvación resulta muy  difícil salir de él, pues  la acumulación de resentimientos se hace cada vez mayor y  más aún para las profesiones sanitarias  en que, tradicionalmente “dejar de salvar” supone dejar de ser solidario, generoso y sobre todo dejar de ser considerado un buen profesional.
¡Apliquémonos el cuento: Existen juegos en los que es mejor no entrar!

Javier Bris Pertíñez


miércoles, 25 de febrero de 2015



Enfermos de "actitud"

¿Tú qué haces ante ese tipo de personas a las que podríamos llamar "gente negativa"? Es como si se hubieran acomodado en el ejercicio de la queja per sé sin hacer nada más. Cuando pienso en este tipo de personas me viene a la mente el concepto de Indefensión Aprendida
La Indefensión Aprendida como término psicológico fue introducida por primera vez por el psicólogo Martin Seligman en la Universidad de Pensilvania. En uno de sus experimentos, Seligman expuso a dos grupos de  perros a descargas eléctricas ocasionales. Uno de los grupos tenía la posibilidad de detener esa descarga si empujaba con el hocico un panel que tenían enfrente. Sin embargo el otro grupo no tenía medio alguno para escapar de las descargas.
En un segundo experimento juntó a todos los perros en una nueva jaula electrificada de la que podían salir sencillamente de un brinco. Mientras que el grupo de perros que había logrado controlar las descargas eléctricas se escapaba en pocos segundos, los perros del grupo que no había logrado escapar no hacían el menor esfuerzo en huir de esta tortura.

                                              Fuente internet
Existen algunos experimentos en esta línea hechos con personas. De hecho existe un vídeo en youtube en que una profesora hace sentir una experiencia muy interesante a sus alumnos: Les pone un examen a todos a la vez, pero una mitad tienen  las preguntas trucadas de manera que la respuesta es "imposible" mientras que el otro grupo tiene un examen normal con posibilidad de acertar o no según su nivel de conocimientos.
En una segunda parte del examen vuelve a repetir la experiencia pero esta vez todos tienen las mismas preguntas normales, sin truco alguno ¿Sabes qué grupo de niños falla más? Pues sí, efectivamente, el grupo de los niños que tuvieron  el primer examen de las respuestas “imposibles"
Esta es la conclusión que yo saco:

La actitud de indefensión aprendida que las personas y los animales asumimos ante situaciones injustas se mantiene y te hace desaprovechar otras oportunidades que te da la vida y cuyo mal resultado no tendría por qué repetirse.  Parece obvio, pero qué difícil nos resulta a veces salir de nuestras propias “indefensiones aprendidas”

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Habilidades de coaching, inteligencia emocional y PNL en la deshabituación tabáquica











          



 Fuente dibujo: internet


       

              El abordaje del tabaquismo está basado en  el tratamiento farmacológico y en el apoyo psicológico. En cuanto a este último existe mayor nivel de evidencia en aquellas intervenciones que aplican múltiples formatos.
Un concepto muy importante y que será el pilar en torno al que girará nuestro próximo curso es el concepto de autoeficacia.  Este término fue introducido por Albert Bandura en 1986 y comprende los juicios que hace cada individuo sobre sus propias capacidades en función de los que organizará y ejecutará sus actos para permitirle alcanzar el objetivo buscado.
La autoeficacia está basada pues en la creencia que uno mismo se hace acerca de su capacidad para llevar a cabo determinada tarea.  Según este autor, en igualdad de condiciones, las personas con mayores niveles de autoeficacia percibida tienden a obtener mejores resultados ya que esta determina el tipo de metas planteadas, el grado de motivación, la activación anímica  y la perseverancia ante los obstáculos.
Aplicaremos pues todas nuestras herramientas para que el profesional pueda apoyar a su paciente con el fin de que su autoeficacia  se incremente para acercarse más a la consecución de su objetivo.
¡Os esperamos!
Javier Bris Pertíñez