¿Alguna
vez te has preguntado: Y este de qué va?
¿A qué está jugando? Pues esto es un
juego psicológico. Los juegos psicológicos son conductas aprendidas con las que
sabemos que podemos obtener determinado resultado. Tienen en común algunas
cosas con los juegos de ocio. Por
ejemplo: los juegos psicológicos siguen sus propias reglas y dentro de ellos existen
jugadas que tienden a repetirse según los resultados obtenidos en
otras ocasiones.
Pongamos
un caso: Imagina que cada vez que nos enfadamos yo entro en el
juego psicológico de “no mirarte a la
cara” y entro contigo en un juego al
que podríamos llamar: "me has hecho
daño, pues ahora te castigo no mirándote" Yo lo hago porque preveo que esto va a
desencadenar un resultado concreto que seguramente ya habré experimentado en
alguna otra ocasión y del
que previsiblemente obtendré algún beneficio como tenerte una temporadita a mis
pies, pidiéndome perdón.
Como
puedes imaginar, entrar en un juego psicológico
consume mucha energía psíquica y es una fuente de cargas emocionales.
Hablemos
ahora del juego de la salvación :
Existen personas con actitudes "victimistas" que propician la entrada en este tipo de juego psicológico: C. Steiner llama El juego de la salvación a un
juego compuesto por tres roles: La víctima, el salvador y el perseguidor:
·
La víctima. Se siente impotente, desamparada… y parte
de la situación: “yo no estoy bien, tú sí
estás bien. Intenta ayudarme.”
·
El Salvador. Se considera a sí mismo en un nivel superior. Tiene
un alto concepto de sí mismo (además de un ego
considerable) y piensa que tiene todas
las herramientas para salvar a la víctima. Digamos que parte de la situación: “Yo estoy bien, tú no estás bien. Y yo,
que soy tu salvador, intentaré ayudarte.”
·
Perseguidor .Se siente enojado y ostenta algún tipo de autoridad
sobre la víctima. Parte de la situación:
“yo estoy bien, tú no estás bien pero es por tu culpa... y ahora te vas a
enterar porque voy a por ti...”
Lo más
frecuente es que el juego comience desde el papel de la víctima que lanza un cebo
emocional a su futuro salvador… No
consigo adelgazar, no puedo dejar de hacer tal o cual cosa… ¿Cuántas
veces asume uno un papel de salvador ante una supuesta víctima
que podría hacer más cosas por sí mismo y sin embargo prefiere quedarse en este
rol de víctima?
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S. Karpman en su obra
“El triángulo del Drama” afirma que
estas figuras del juego de la salvación forman un triángulo dentro del
que continuamente se intercambian los tres roles. Algo así le pasó a un
compañero y amigo en su centro de salud. Te cuento: Un paciente nuevo en su cupo entró por
primera vez en la consulta. Estaba convaleciente de una cardiopatía isquémica. Sus
primeras palabras al entrar fueron:
—“Ya era hora de que le abrieran a usted el
cupo. Es la tercera vez que me cambio de médico desde que me dio el "jamacuco".
No sé qué hacen sus compañeros que ninguno da con la tecla de lo que me pasa. Menos mal que ahora me toca
con usted que, según me han dicho, es el mejor médico del centro” —. Comentó mientras soltaba airadamente
en la mesa de mi compañero un montón de cartoncitos de medicamentos para este que
le hiciera recetas.
A
su proceso cardiaco se acompañaban otros cuantos: Hipertensión arterial,
obesidad, diabetes, hipercolesterolemia, tabaquismo y artrosis en ambas rodillas.
Tenía hábitos de vida marcados por el sedentarismo y la ingesta de alcohol. Pero
sobre todo, en su actitud no contemplaba el menor interés en esforzarse por
cambiar nada que dependiese de él. Era
una "victima perfecta" y mi
compañero no pudo resistir la tentación de convertirse en su "salvador". Le habían dicho que era
el mejor médico del centro y su ego
estaba ahí ...dispuesto a hacerle entrar en este juego.
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De esta manera, no cayó en dejar bien claro que el proceso de mejoría dependía mucho de la actitud y el propio esfuerzo del paciente. Por lo que al cabo de muy poco tiempo este mismo paciente le atacaba tachándole de incompetente, de no saber nada de medicina... y de todas esas cosas con la que resulta tan fácil hacer daño a un médico.
Así pues:
¿Qué sucede
cuando alguien que comenzó el juego
desde el papel de víctima cuestiona ahora su profesionalidad e incluso entra
asuntos más graves y dice, por ejemplo, que va a denunciar a su médico: ¡El supuesto salvador!? Pues que este paciente cambia a ser el
perseguidor y su médico la víctima.